El Grupo AN impulsa la sostenibilidad y la seguridad alimentaria con GLOBALG.A.P.
Desde el año 2006 la cooperativa ha obtenido la certificación en GLOBALG.A.P., la norma más extendida del mundo sobre buenas prácticas agropecuarias

En una época en la que los consumidores demandan productos cada vez más responsables con el medioambiente y la salud, son necesarias nuevas técnicas de producción que reduzcan el impacto de los cultivos en el entorno, hagan más eficiente el uso de los recursos naturales y, al mismo tiempo, salvaguarden el bienestar de los trabajadores. En este contexto, gran parte de las empresas de distribución y de las cadenas de grandes supermercados exigen a los productores un certificado de buenas prácticas en la producción, manipulado, transporte y distribución de sus productos. Por ello, el Grupo AN certifica desde el año 2006 parte de su producción en fresco bajo la norma GLOBALG.A.P.
La certificación GLOBALG.A.P. es un estándar mundial en buenas prácticas agrícolas, que asegura la seguridad alimentaria y la sostenibilidad en la producción. Surgió como respuesta a la demanda de los consumidores europeos de garantizar la inocuidad de los alimentos. Inicialmente denominada EurepGAP, en 2007 adoptó su nombre actual para reflejar su expansión global, ya que en la actualidad cuenta con más de 195.000 productores certificados en al menos 130 países. Este sistema, reconocido por la Iniciativa Mundial de Seguridad Alimentaria (GFSI), permite a los productores asegurar la trazabilidad y calidad de sus cultivos, ofreciendo confianza tanto a clientes como a consumidores.
El Grupo AN cuenta con 44 productores socios que han obtenido la certificación GLOBALG.A.P. en cultivos de frutas como pera, manzana, ciruela, cereza, melocotón y nectarina; productos de exterior como espárrago, tomate, pimiento, brócoli, coliflor, repollo, romanescu y lombarda; y cultivos en invernadero como lechuga, tomate, borraja, acelga y brotes tiernos, que incluyen lechuguino verde, lechuguino rojo, espinaca, red chard y canónigos.
GLOBALG.A.P exige un control exhaustivo de toda la cadena de producción. Por ello, la certificación se otorga tras superar auditorías anuales, en el caso de Grupo AN con una recertificación más extensa en julio y una auditoría de seguimiento, que se acaba de pasar a finales del mes de febrero. Durante estas evaluaciones, el auditor, acompañado por los técnicos de campo de la cooperativa, inspecciona diversas áreas que incluyen la gestión del cultivo, la seguridad en el trabajo y la trazabilidad de los productos.
En los últimos años, dentro de GLOBALG.A.P. se han creado nuevos módulos que permiten añadir a la certificación otros controles complementarios en los procesos de producción agropecuaria y la cadena de suministros, y que reaccionan a demandas sociales o de consumo. Para adaptarse de la mejor forma posible a estas demandas, el Grupo AN incluye en su certificación el módulo de Evaluación de Riesgos en las Prácticas Sociales (GRASP), que garantiza el bienestar laboral de los trabajadores contratados tanto por parte del productor como por parte de la cooperativa; y, a partir de enero de 2026, se implementará el módulo SPRING, que regula el uso responsable del agua mediante la monitorización del consumo hídrico en cada parcela y la optimización de los sistemas de riego para reducir el desperdicio de recursos.
Para obtener la certificación GLOBALG.A.P., los agricultores deben cumplir con requisitos estrictos: el 100 % de los requisitos mayores, al menos el 95 % de los menores y seguir una serie de recomendaciones adicionales. La certificación es válida por un año y debe renovarse anualmente para mantenerla.
Para los productores de las cooperativas socias del Grupo AN, la implementación de GLOBALG.A.P. supone una mayor eficiencia en sus explotaciones, acceso a mercados internacionales y un reconocimiento por su esfuerzo en garantizar un producto seguro y sostenible. Además, facilita la entrada a clientes que requieren certificaciones para la compra de productos frescos, asegurando una comercialización continua. Para los consumidores, representa un sello de confianza que garantiza que los alimentos han sido producidos bajo estrictos controles de seguridad y calidad.