La campaña del brócoli encara su recta final
A pesar del aumento de la superficie plantada,se espera que la producción sea inferior y con piezas menos pesadas
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En las próximas semanas finalizará la campaña del brócoli en Navarra, cuya plantación comenzó a finales de julio y terminó en octubre. Pese a que la superficie plantada fue mayor que la temporada anterior, se estima que la producción será inferior, entre otros motivos porque en los primeros meses hubo algunos problemas de producción por la climatología, con temperaturas suaves y humedades altas.
Este año no ha habido que lamentar plagas importantes, aunque en los meses de septiembre y octubre hubo muchos problemas de mancha negra o alternaria, enfermedad que hizo perder parte de la producción. A partir de ese momento la campaña ha sido normal, valora Llosar Tena, técnica de campo del Grupo AN, que hace seguimiento de los cultivos junto a los agricultores.
«Aunque este año se planificó plantar un poco más tarde, las temperaturas fueron demasiado altas hasta noviembre, de ahí que se perdiera al comienzo buena parte de la producción. Pero a partir de ahí la campaña ha ido normal, aunque es cierto que el brócoli pesa menos que otros años porque no ha hecho frío. Estos últimos días sí que se nota que pesan más”, señala Tena.
Las localidades en las que se planta brócoli son Abaigar, Arguedas, Berbinzana, Buñuel, Cabanillas, Caparroso, Cárcar, Carcastillo, Cortes, Castejón, Fustiñana, Mendigorría, Tafalla y Tudela.
Una vez que se recoge en el campo, el brócoli se procesa en el Centro Hortofrutícola de Tudela (CHT). La mayor parte de la producción va para industria, que pasa directamente a la línea de troceado o se almacena en cámaras frigoríficas, aunque también se produce brócoli filmado o a granel con hielo, destinado al mercado en fresco.
En el caso del brócoli para industria, según la calidad del producto pasa a una línea de troceado automática, a donde van las mejores partidas, o a una línea manual, donde el personal selecciona las partes buenas y desecha las que no tienen calidad suficiente.
En la línea manual, los trabajadores cogen el brócoli por el tallo y con el cuchillo le dan cortes para obtener los floretes. En unas cintas se coloca el producto troceado y el material de destrío va a un colector que se destina a la ganadería. En la otra línea, el corte se realiza de manera automática y ajusta el tamaño de la pieza según las necesidades de producción. Las piezas de ambas líneas terminan en un colector final, donde se efectúa un último repaso en los calibradores, para conseguir un producto homogéneo.
Al final del proceso, el producto se distribuye a una bañera exterior, para llevarlo a la industria congeladora o para colocarlo en cajones en función del sistema de recepción de la industria.